La oxitocina es la hormona que nos permite arriesgar, nos ayuda a experimentar el amor en todos sus matices y nos vuelve adictos a la intensidad.

Lukás necesita empezar de cero, volver a sentirse vivo y dueño de su vida. Por eso, decide regresar a España para terminar aquello que empezó y convertirse en el escritor que siempre quiso ser. Aunque sabe que, tras aquel trágico accidente, ya nada volverá a ser como antes.

Lola no puede permitirse más cambios. Vive dentro de una sólida rutina de la que se niega a salir. Si lo hace, siente que estaría defraudando a todo el mundo, especialmente a su madre. Lo mejor es que siga encargándose de la cafetería y se olvide de su sueño de convertirse en fotógrafa profesional. Por mucho que sus amigos la animen a hacerlo, por mucho que él… No, él ya no existe. Él mismo se encargó de destruir los recuerdos de aquel verano.

Un invisible hilo rojo les une desde la primera vez que cruzaron sus miradas.

¿Es hora de saltar al vacío?