Nació un domingo de septiembre de 1983 a la hora de la siesta sin pretensión de molestar demasiado. Fue un niño bonachón y calmado de un barrio de Zaragoza durante el periodo escolar, y otro asilvestrado de pueblo en verano. Después se fue a estudiar a las montañas buscando equilibrar la mente. Lejos de conseguirlo, comenzó a escribir y a volverse más inquieto. Fue monitor de campamentos y camarero, fue cántabro, fue murciano, fue cowboy y extranjero. Fue lo que por aquí se denomina un culo inquieto. Lo de escribir empezó por intentar contar las cosas a su modo y también, en ocasiones, por jugársela al querer ligar siendo vergonzoso. Por las mañanas trabaja con plantas y por las tardes escribe sentado en una silla de mimbre con los pies en alto y la continua sensación de estar disfrutando. Con la cuarentena se le acelera el pulso por la emoción de haberse decidido y atrevido a publicar este libro.